jueves, 3 de noviembre de 2011

NO OS LO PODÉIS PERDER.

Una azotea alta y escarpada. Una mañana fría y gris. Un hombre luchando contra sus fantasmas y enfrentándose a su destino. Con “Asesino” desgranamos bocado a bocado toda la vida de un particular sicario a punto de perder la cordura. Rememorando su pasado se cuestiona los motivos que le han llevado a hacer lo que hace. Ríe, llora y duda, llegando a derrumbarse en el caos en el que se ha convertido su frágil universo: ahora es un ser inservible, una máquina obsoleta que ya no es capaz de llevar a cabo su trabajo. Con este montaje ahondamos en esa dualidad entre lo bueno y lo malo que habita en nuestro interior, humanizando a un personaje moralmente reprobable y llegando incluso a empatizar con él en ciertos momentos. Un espectáculo agresivo no sólo por lo que dice sino por como lo dice. Un trabajo sencillo, desnudo de escenografía y recursos técnicos, donde el movimiento expresivo y la fuerza interpretativa del actor son el auténtico soporte del mismo. Un monólogo tragicómico cargado de ese surrealismo que inunda nuestra cotidianidad. FUNCIONES: sábado 26 de Noviembre y sábado 3 de Diciembre a las 21:00h. 8€. Librería Un gato en bicicleta.C/ Regina 8A, Sevilla.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Monográfico Training del Actor




Training del actor

Curso de entrenamiento físico y vocal enfocado a la concienciación del instrumento del actor/actriz, es decir, su cuerpo, su voz y su emotividad, a través de diversos ejercicios y técnicas de entrenamiento que ahondan en las posibilidades expresivas de cada persona.

Trabajaremos intensamente sobre los siguientes conceptos:

- Concentración, control y contención: modelando la energía.
- Movimiento expresivo libre: liberación del cuerpo.
- Memoria física del movimiento.
- Centros expresivos del cuerpo.
- El cuerpo en el ámbito espacial.
- Puntos de apoyo
- Respiración, emisión y proyección de la voz: corriente entre sonido y movimiento
- Creación de secuencias de acciones.

Duración del curso: 20 horas, divididas en 4 sesiones.
Fecha de realización: del lunes 19 al jueves 22 de septiembre.
Precio: 60 €.
Impartido por Raúl G. Figueroa, actor y director de Zaherí Teatro.

+INFO zaheriteatro@gmail.com
www.zaheriteatro.wordpress.com
www.raulgfigueroa.blogspot.com

domingo, 7 de agosto de 2011

jueves, 28 de julio de 2011

ACERCA DEL ENTRENAMIENTO ACTORAL


¿Por qué entrenamos? Es es la pregunta preferida de muchos actores jóvenes que se acercan a la enseñanza teatral. ¿Por qué hacemos este ejercicio o aquel otro? Siempre respondo lo mismo: Puedo explicaros para qué entrenamos, para qué sirve cada ejercicio. El porqué de lo que hacemos debe buscarlo cada uno dentro de sí mismo con extremada paciencia. El actor debe aprender a pensar por sí mismo, a sacar las conclusiones adecuadas y sobre todo prácticas para él, aquellas que le sirvan y le motiven para seguir hacia delante en su formación. Hablamos por supuesto de un actor comprometido claramente con la idea de avanzar en su crecimiento personal y profesional poniendo su instrumento a disposición del trabajo cada día, no solo en el estreno o representación de una obra. Estos jóvenes actores tienen la mala costumbre de separar las cosas, de etiquetarlas. Leen: “TRAINING DEL ACTOR” y esperan un trabajo físico y vocal para el uso de nuestro instrumento en lo que se viene llamando teatro físico o teatro de cuerpo o teatro gestual o cualquier otra etiqueta que bien podría asemejarse a esas marcas de moda archiconocidas que se exhiben hoy en día de forma impúdica e incluso ofensiva. Mi pregunta como actor y director que trabaja diariamente sobre los conceptos del entrenamiento del actor es: ¿Por qué etiquetar las cosas? ¿Por qué etiquetar una disciplina como el teatro que debiera estar cargada de libertad creadora? ¿Cuál es nuestro objetivo final como actores? ¿Crear personajes vivos en la escena o mover nuestro cuerpo de manera espectacular y controlada y hacer vibrar nuestra voz para que retumbe en las ansiosas orejas del espectador? A menudo estos jóvenes actores se sorprenden cuando constatan que en mis clases de entrenamiento físico y vocal se habla de la emotividad del actor, de la vivencia que supone llevar un personaje escena; a menudo se sorprenden cuando hablamos de teatro. A veces pretendemos etiquetarnos como actores cuando nuestro trabajo justamente es estar fuera de toda etiqueta, tener nuestro instrumento preparado para afrontar cualquier tipo de lenguaje o propuesta teatral. Siempre que me preguntan que tipo de teatro hacemos una extraña desazón recorre toda mi columna vertebral. Hacemos teatro. Yo amo el teatro en todas sus manifestaciones, el arte en general, esa enorme fuente de inspiración para el actor. Hace ya tiempo que superé esa forma crítica de ir al teatro que no me dejaba ver la obra, que no me dejaba aprender y avanzar. Mi conclusión después de estos pocos años que llevo trabajando cada día es que hacemos teatro. Lo que al final intento como director y actor de mi compañía es comunicar una emoción, una situación, un conflicto o un mensaje al público. La propuesta escénica se basa en la elección de un lenguaje determinado, más extremo físicamente o no, pero el objetivo final debe ser siempre la comunicación veraz con el espectador. Tenemos claro para ello que el actor debe afinar su instrumento física, vocal y emotivamente para alcanzar una conexión consigo mismo que le permita la improvisación, el ensayo y la representación en libertad y con verdad. Y aquí es donde viene la siguiente pregunta: ¿Si no voy a hacer esto en escena para qué lo entreno? Entrenamos de manera profunda, concentrados en la continua investigación de la concienciación de nuestro instrumento. Primero debo concienciarlo, luego intentar controlarlo y finalmente desarrollar todas las posibilidades expresivas que me brinda. Cuando el actor consigue llegar a este punto donde se siente más o menos cómodo en la aplicación de ciertos conceptos por ejemplo en una improvisación de escena, aparece en mi opinión, tal vez el error más preocupante: separar el cuerpo de la voz y de la emotividad. ¿Por qué? Separamos las cosas en el entrenamiento para investigar en un determinado concepto del movimiento del cuerpo, la respiración o la emisión del sonido,pero tenemos la obligación de unir todo eso en la improvisación de manera libre, eso es lo que nos hace ser actores y no deportistas del teatro, como podríamos llamarlo. Pero parece que el actor está más preocupado en mostrar como se mueve o emite el sonido que en actuar un papel, en vivenciarlo, en ocuparse de dotarlo de vida escénica. Al final eso es lo único importante. Casi podría arriesgarme a afirmar que no importa lo que hagamos en la escena, sino cómo lo hagamos; no importa si planteamos un Shakespeare cargado de un trabajo físico pulcro y detallista si la comunicación con el público es fría como un témpano de hielo; la frialdad distancia, no emociona. Toda la técnica que posee mi instrumento afinado sirve como trampolín para lanzarme al escenario y vivenciar con intensidad y compromiso un personaje, una situación que lleve a una comunicación veraz con un espectador, y es cada actor quien tiene que entrelazar su técnica y su pasión en el equilibrio justo; cada actor es diferente y debe buscar por sí mismo, esa es la verdadera investigación. Sin embargo, a menudo los actores nos olvidamos de ello y nos centramos en mostrar y demostrar lo que sabemos hacer. No hay que olvidar que entrenamos para improvisar con un personaje o una escena de teatro, que entrenamos para ensayar una obra de teatro y que entrenamos para mostrar esa pieza escénica en un marco teatral. Hacemos teatro, lo cual establece casi por obligación ética una comunicación veraz con un espectador. Debemos tener la autodisciplina suficiente para mantener afinado nuestro instrumento de trabajo. Ese es el gran objetivo del entrenamiento, tan sencillo en la idea como complejo en el proceso de investigación y desarrollo. Todo esto ya lo dijeron y lo dicen actualmente casi todos los teóricos que podemos leer, desde Stanislavski a Eugenio Barba, pero somos los propios actores los que nos ocupamos en olvidarlo: a veces nos perdemos en el virtuosismo técnico sacrificando la vida escénica de mi personaje, su emotividad, que debería llorar o reír libremente por la escena; la técnica nunca debe castrar a nuestro personaje, debe ayudarlo a vivir.
No obstante he comprobado en más de una ocasión que cuando un actor entrena y alcanza ese estado físico-mental que le permite conectar consigo mismo en escena y ser libre, puede hacer casi todo lo que se propone. El entrenamiento es una puerta abierta al escenario; es el actor y solo el actor el que debe cruzar esa puerta y no quedarse en el umbral mirando desde la distancia.


Raúl G. Figueroa. Director y actor de Zaherí Teatro.

miércoles, 6 de julio de 2011


Training del actor

Curso de entrenamiento físico y vocal enfocado a la concienciación del instrumento del actor/actriz, es decir, su cuerpo, su voz y su emotividad, a través de diversos ejercicios y técnicas de entrenamiento que ahondan en las posibilidades expresivas de cada persona.

Duración del curso: 14 horas, divididas en 4 sesiones de 10:00 a 13:30.
Fecha de realización: del lunes 18 al jueves 21 de julio.
Precio: 60 €Impartido por Raúl G. Figueroa, actor y director de Zaherí Teatro.

Lugar: Librería “Un gato en bicicleta”, C/ Regina 8.

jueves, 17 de junio de 2010

Muelle Oeste. La Escalera Teatro.


Otro año más hemos conseguido llevar a buen puerto el trabajo de los alumnos del taller de teatro ACTUA de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla. En este caso la obra elegida ha sido Muelle Oeste de Bernard-Marie Koltés, una pieza ardua y transgresora que ocupa un lugar especial en mi corazón. Ese fue el punto de partida y la fuerte motivación que me ha llevado a concluir este trabajo en un año realmente duro y lleno de visicitudes externas y extrañas a la propia compañía. Pero el teatro es un trabajo grupal, donde la técnica, las ideas y la propia pasión de quienes lo hacen se entrelazan para construír el motor que hace andar a los personajes sobre el escenario; es necesario gritar bien alto entonces que sin estos maravillosos actores yo no habría llegado a ninguna parte. Y es que es con actores de este calibre, con esta capacidad de trabajo y espíritu de sacrifio, con los que únicamente podía atreverme a montar una pieza de estas características. Entre todos hemos logrado un espectáculo dinámico y rítmico, cargado de imágenes, agresivo y poético al mismo tiempo y con un claro lenguaje marcado por el movimiento expresivo del cuerpo del actor: hemos intentado dotar de vida a un trozo de muelle oscuro y cruel. Todos mis niños, que han ido creciendo conmigo, se superan escena trás escena, se esfuerzan, aún cansados y doloridos, en poner en pie una propuesta arriesgada y dura, en transmitir una historia que tal vez pocos quieran oír y lo hacen con una maestría y humildad dignas del mismo Koltés. Por todos ellos y para todos ellos mis palabras toman hoy más sentido que nunca: Nunca perdáis la incomodidad que genera el teatro. Nunca.
Os llevo y os llevaré siempre dentro de mi alma oscura...

domingo, 25 de abril de 2010

VIEJOS Y GRATOS RECUERDOS

DESACOPLADOS. J.M.Martí. LA FACTORÍA TEATRO.




Buscando hace días en los olvidados cajones del recuerdo encontré y desempolvé, con estupor y cierta melancolía, imágenes de lo que constituyó el principio de mi andadura como hombre de teatro. Desacoplados y La Factoría Teatro fueron para mí un punto de partida que sentó mis bases como persona y profesional. Todavía hoy, cuando me siento perdido, vuelvo a estas imágenes y a estos artículos y sé entonces que he de seguir adelante. Doy las gracias a mi maestro J. M. Martí por inculcarme rigor, disciplina y conocimiento. A todos los que leáis esto sólo os pido que lo desempolvéis con manos de seda y corazón de amigo.